EL CANGURO: ESTRECHA RELACIÓN MADRE-HIJO

Otro jueves faunático más propuesto por Tia Grettel, en este caso el canguro.

Sin duda, el rasgo más aparente de los canguros es su marcha a saltos pero, desde el punto de vista biológico, quizá sea más sorprendente la bolsa marsupial. Su existencia constituye una ingeniosa solución, única en el reino animal, que no sólo permite la eficiente reproducción en tres fases, sino un cuidado de la cría a un nivel máximo, superior incluso a la tradicional protección de los mamíferos más evolucionados. El marsupio es como una guardería completa: proporciona a la cría alimento, calor, descanso, seguridad. La cria no sale si no es imprescindible: cuando ya está crecida y alterna la leche con hierba, asoma la cabeza para intentar arrancarla, pero sin llegar a salir de la bolsa. Y cuando ya es tan grande que está más tiempo fuera que dentro, acude a ella para mamar. Aún en el exterior, la madre limpia a su retoño, le protege del calor, le instruye..., siendo difícil encontrar una relación madre-hijo más estrecha. El joven intenta volver a la bolsa con cualquier excusa y, por supuesto, siempre que detecta un peligro; entonces se tira de cabeza en ella. Y lo hace hasta cuando no cabe: se le puede ver dentro con la cabeza y las largas patas que sobresalen ampliamente. Mi hija ha leido un libro que tenía sobre la vida en Australia y varias curiosidades de los canguros, como las diferentes razas y su diferencia en tamaño y color. Mientras yo he bordado un canguro a punto de cruz (dificiliiisimo encontrar un esquema de canguro). He elegido el mismo marco que le puse al corderito. Son distintos estilos pero a mi hija le encanta como quedan los dos juntos.

Muchas gracias por vuestras visitas y vuestras palabras. Veremos a ver que animalito toca para el próximo jueves.